¿Cómo llegó a eso? Seguimos a esa fruta que fue tentación fundante hasta su presente químico y contradictorio. Seguimos su andar que desnuda al agronegocio: un modelo que se jacta de terminar con el hambre mientras nos aleja de los alimentos sanos, destruye la naturaleza y nos enferma. Un modelo donde además la gran industria paga menos impuestos que quien compra la manzana en la verdulería.
“Nosotros acá somos siete personas que intentamos producir sin un tractor. Y es complicadísimo -dice Josefina-. Acceder a una máquina se vuelve imposible. No existen créditos ni subsidios estatales. Hay dentro de la economía social algunas líneas de apoyo pero en líneas generales todo tiende hacia otro lado. O que sea familiar de subsistencia o gran empresa, hacía la hiper-mecanización, la comoditización, que se sostiene con cada vez menos gente y más químicos”.
Por Anabel Pomar / Bocado
Está soleado. Cada rayito de ese sol de verano me acaricia la cara. Tumbada sobre el césped, leo. En una mano tengo un libro y en la otra una manzana. Jugosa, deliciosa, dulce.